sábado, 23 de octubre de 2010

Reencuentros colegiales

Esto es algo así como la pelicula esa de lindsay lohan pero menos fresa y rosa

Antes de escribir nuestro segundo post nos sentamos a discutir un buen rato. Y llegamos a la conclusión de que dejaremos en claro que no somos resentidos sociales, stalkers, ni potenciales kamikazes. Solo queremos narrar una historia y hacer chiste de ella, en la cual posiblemente te sientas identificado. O tal vez no, nos da igual. Mentira. Sufriríamos si no logras entendernos. Aunque quizá nadie nos lea, en fin, basta de justificación. ¡Lo haremos y punto!

Luego de tomar la decisión y pensar muy bien el tema (cosa que nos llevo más de media hora) nos levantamos y fuimos por un refresco de naranja respectivamente.

*Tiempo imperceptible para el lector*

Ahora si…

Reencuentros colegiales

Hace días recibimos una invitación en Facebook para asistir al reencuentro del colegio número 15236598232568 Tema: la fiesta de cumpleaños de Yarmira María Victoria (Que queee?), si, se supone que los reencuentros se hacen cada cierto tiempo (un año) nuestros queridos “amigotes” lo toman de “guachafita” y hacen bochinches cada fin de semana con la excusa de pasar un rato ameno.

¿Y para que? Lo de siempre, recordar los momentos del bachillerato en donde se creían los buenos del cuento , jactarse de lo cool que creían ser, y por su puesto  hablar mierda del que no fue a dicha reunión.

Seamos sinceros, nunca le caerás bien a todo el mundo, es que sería absurdo, ilógico y hasta patético intentar ser Sandra Bullock (mis simpatía ) dentro de un ecosistema de animales donde todos esperan que te des vuelta para clavarte una daga. En fin. Me vi tentado a asistir a la fiesta de la “amiga” que cumplía año simplemente para ver de qué iba el asunto, y comprobar  si me verían feo porque no se esperaban que  asistiera a tal evento. O si se les caerían las máscaras de una vez por todas y dejar de hacer esos ridículos festejos.

Allí nadie se cae bien, van es por la comida y la caña gratis, es obvio.

El punto es que ir a la casa de quien habló muy mal de ti en el colegio para fingir madurez y que todo quedó en el pasado definitivamente no se nos da, aunado que verlos con sus cirugías, carros, cuentos snobistas e implantes de senos desataría una cólera entre ellos mismos, cosa que sería hasta hilarante, pero vamos, hay que ponerse limites y respetarse... ¡No seáis hipócritas!

Al final después de tantos consejos del grupo de los rechazados resolvimos que no iríamos e invente las más brillantes excusas para faltar: “¡NO QUEREMOS!”

Los reencuentros nunca sacarán nada bueno, es una reunión ridícula para ver que tanto engordo Ana Felicia, ver si Diyonei está embarazada, comprobar que Aureliano Rafael se volvió homosexual, ver como los hermanos Pollera se guardan la comida en bolsas plásticas, lucir las pintas, rajarse el pellejo y fanfarronear sobre la (vacía y falsa) vida universitaria que llevan. Allí nadie quiere jugar al buen amigo porque aunque  vayan por el encuentro número 14525878545784 seguirán siendo los mismos, unos BIM (Bastardos Infelices Malditos), o por lo menos eso es lo que sucede en las mentes de  nuestros ex-compañeros del colegio.

Sin embargo siempre habrán las excepciones ya que hay personas que si valen la pena para hacer verdaderas reuniones y tener con quien comentar sobre los reencuentros a los cuales nunca, nunca asistiremos. 

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